
Sin embargo, hay algo bueno en eso (pasar un temporal).
Cuando todo acaba felizmente, si el barco navegó bien gobernado y estás a salvo en aguas tranquilas, hay algo que caldea tu espíritu con legítimo orgullo: pasaste la prueba.
Llevaste a puerto el barco, a los tripulantes y a ti mismo.
Eres marino...
Arturo Pérez Reverte
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