27 de octubre de 2012

Regata Zárate – San Isidro 2012

Regata Zárate – San Isidro 2012





Y despues de 2 años volvimos a correr la versión 2012 de la regata Zárate-San Isidro.                                                                                                   Esta vez salimos 9º  !!!
               
Y el team ganador fue otra vez con el amigo e intrepido timonel Juan Luis Martinez la Hidalga y el joven patrón Omar Mazlumian, a las pruebas fotográficas me remito:




24 de octubre de 2012

Navegación en Solitario

Consecuencias psicológicas de su práctica


Una imagen vale más que mil palabras !!!








23 de octubre de 2012

Hombre al Agua

Un tema importantísimo:
                               
Fui a una charla náutica de Carlos Saguier Fonrouge en el espacio de quien organiza estos eventos, “Charlas en el Cockpit”.

El tema : Hombre al Agua




                                       
Una Charla indispensable
para todo capitán y tripulante
de barco a  motor o a vela.




Les paso un resumen de lo expuesto por Saguier Fonrouge:



“Mi opinión sobre el hombre al agua:

No hay dudas que se trata de uno de los riesgos mayores a que estamos expuestos los navegantes y nuestros ocasionales acompañantes.
Por lo tanto toda prevención es poca. Los hombres de la Prefectura Naval nos dan el ejemplo de conducta: llevan el chaleco salvavidas puesto en forma permanente, aún con buen tiempo. El chaleco salvavidas lo podemos comparar al cinturón de seguridad de los automóviles: ambos elementos están a mano, pero las estadísticas marcan accidentes para los ocupantes por no haberlos utilizado a tiempo.
Al menos : los niños, los ancianos, los discapacitados, los que no saben flotar y nadar bien, los tripulantes corpulentos y pesados, deben llevar el chaleco salvavidas puesto antes de aproximarse al muelle de embarque.
Los arneses y los cabos de vida conviene tenerlos a mano y listos para ser utilizados cuando el tiempo comienza a desmejorar y también es conveniente recurrir a ellos al caer la noche o cuando se navega con visibilidad restringida por niebla.

Hombre al agua:

No hay que perderlo de vista y hay que arrojar al agua un salvavidas de inmediato que no esté sujeto al barco y que tenga un ancla de mar y una boya flotante con asta y bandera. También debe tener luz para ser utilizada de noche.
Este paso es importante para dividir el área de búsqueda inicialmente en dos semiplanos respecto de la dirección del viento.
Es que resulta muy difícil visualizar la pequeña parte de la cabeza visible del náufrago que emerge solo algunos instantes, entre las olas.
Habiendo lanzado la boya con ancla de mar, facilita la orientación de la embarcación de rescate. También es conveniente señalar que en razón del abatimiento del salvavidas, a pesar del ancla flotante, que es mayor que el hombre al agua, nos marcará finalmente un cuarto del horizonte, a barlovento de la misma, donde realmente estará el hombre al agua.
Si no se lanza este salvavidas de orientación en la búsqueda y rescate del hombre al agua la maniobra resultará mucho más difícil.

Flotabilidad del hombre al agua:

Si el tripulante que cae por accidente al agua, con traje de agua y botas puestas, se entretiene en sumergirse y sacarse las botas y el traje de agua va a dificultar aún más su localización desde el barco que procura visualizarlo, y malgastará sus energías y quedará más expuesto a sufrir hipotermia.
Lo que debe hacer es ponerse a flotar de espaldas, con la cabeza bien tirada hacia atrás, y no sacarse absolutamente nada.
Pero para que esto ocurra correctamente, el náufrago debe saber flotar con traje de agua y botas puestas, y fundamentalmente debe poseer el suficiente autocontrol para estar tranquilo.
Esto se logra perfectamente si el navegante a practicado la maniobra correcta anteriormente y como parte de un entrenamiento en un zafarrancho de supervivencia.
Estos zafarranchos han sido organizados por la Liga Naval Argentina desde el año 1982, como parte de los cursos de navegación dictados por el suscripto.


Las maniobras a realizar:

Si navegamos a vela, ni bien se cae el hombre al agua se trata de no perderlo de vista y se arroja en primer término el salvavidas con ancla de mar, ya mencionado anteriormente, mientras se orza hasta una ceñida liberal, luego se vira por avante y se regresa en popa redonda filando toda la vela mayor y la vela de proa, concentrándose en pasar a unas dos esloras del náufrago. Una vez que se llega al través del hombre al agua, se inicia la orzada describiendo un semicírculo en que el velero va perdiendo estropada y va controlando su rumbo hasta aproximarse siempre por sotavento del náufrago.
El hombre al agua conviene dejarlo siempre a barlovento y en alguna de las dos amuras de la embarcación de rescate.
Hecha la aproximación se lanza otro salvavidas ahora sí unido con un cabo a bordo de tal manera de que el hombre al agua se lo ponga o se aferre a él.
Muchas veces ocurre que el náufrago está completamente agotado o en pánico, y si es posible debe haber un tripulante experimentado, a bordo de la embarcación de rescate, preparado ya con un chaleco salvavidas colocado para que en el momento de la aproximación se lance al agua juntamente con otro salvavidas para el hombre al agua, que sí conviene que tenga un cabo hecho firme a bordo.
Si el o los náufragos están aferrados a una embarcación tumbada, conviene gritarles que no se aparten de la misma hasta que el barco de rescate quede unido por un cabo, y siempre a sotavento de la embarcación tumbada o semi-hundida.
Si el rescate se hace a motor, también es aconsejable aproximarse por sotavento del náufrago y por la amura de la embarcación de rescate.
Una vez allí y cuando el náufrago ya está unido por un cabo a la altura de la amura, se apaga el motor, (no conviene dejarlo en punto muerto...hay que apagarlo), y recién entonces se lo lleva a popa para facilitar subirlo a bordo.
Las hélices aún en punto muerto pueden girar lo suficiente como para provocar heridas graves en los náufragos y por favor, nunca se aproxime a motor dando marcha atrás hacia un hombre al agua.
En el velero, si decidimos llevar el náufrago con los cabos hacia popa para embarcarlo, debemos arriar previamente las velas, ya que de lo contrario las velas comenzarían a portar inevitablemente, y con ello no sólo se va a dificultar la maniobra de rescate sino que puede llegar impedirla por completo.

Protección a la hipotermia:

Una vez a bordo debemos refugiar al náufrago de inmediato en la cabina, protegiéndolo de las corrientes de aire y cubriéndolo con mantas y abrigos.
Si ya está bajo el schok hipotérmico, es decir con los temblores característicos bien notable, no conviene desvestirlo, sólo cubrirlo con abrigos y darle de beber chocolate caliente o café bien azucarado.
Recién cuando desaparezcan los temblores conviene hacerlo cambiar de ropas.

Conclusiones:

Esta es una muy pequeña síntesis de los conceptos básicos de maniobra, conducta y recuperación de un hombre al agua. Es como presentar apenas como mueven las piezas principales en un gigantesco tablero de ajedrez..... las jugadas pueden ser muy diferentes.... sólo tenemos que evitar que las circunstancias nos lleven a perder la partida por jaque mate.....
Mar del Plata, el Golfo San Jorge, en proximidad de Punta Ballena, en aguas de Punta Anchorena, etc. fueron escenarios de múltiples rescates, pero para no cansar a los navegantes de Argentina Navega paso la posta para que algún otro navegante comente sus experiencias al respecto”.

Carlos Saguier Fonrouge
 

8 de octubre de 2012

Les presento a un pariente !





         








           Le colon Henri Genoud

 Fête des Vignerons 1905, Vevey.



                          Archives privées, Buenos Aires.